miércoles, 28 de junio de 2017

Cómics de juventud

Una de las cosas que más me gustaban de niño, era leer tebeos y cómics. Podía pasar horas leyendo. (Por desgracia con el paso de los años he perdido esa costumbre). Me gustaba mucho.

Sin duda alguna mi preferido era Asterix y Óbelix, si no me leí 3 veces todas sus historias, no lo hice ninguna. Especial predilección siento por las 12 pruebas de Asterix.

Otro de mis preferidos, que leía durante los veranos, en la biblioteca de la Ciudad Residencial de Tarragona, era Tintín. Con su inseparable Milú. Y demás extravagantes personajes que conformaban su mundo.


Por supuesto el cómic español copaba parte de mis predilecciones. No sólo disfrutaba de los Tbo y de los Superhumor, y de los insuperables Mortadelo y Filemón, o de Zipi y Zape. Sin duda los más conocidos. El botones Sacarino, Carpanta, Pepe Gotera y Otilio, Rompetechos, etc.

Una de las cosas que más me gustó de mi niñez, fue descubrir en el desván de la casa del pueblo de mi madre, todo un conjunto de Pulgarcitos y otras revistas de cómics antiguos. Que por supuesto devoré. Así, descubrí que Mortadelo y Filemón, antes de pertenecer a la TIA, eran agentes privados, y otros personajes carismáticos como Las hermanas Gilda, o, sin duda mis preferidos, La familia trapisonda y su querido abuelo cebolleta al mando de sus 100.000 cipayos.


Otro cómic español, al que no incluido en los básicos de Ibañez y Escobar, es Súperlópez. Nuestro superman particular y de andar por casa.


Por último y no por eso menos importante, seguramente el personaje de cómic, en el que muchos jóvenes habremos soñado convertirnos. Defensor de los oprimidos, con sus compañeros Goliath y Crispín y su novia Sigrid (ay Sigrid).



Es posible, que a mi generación, nacida a finales de los 70 y principios de los 80, la afición al cómic y al tebeo quedara mitigada por la aparición de las múltiples series de dibujos animados japonesas, que empezando por Heidi o Marco, se expandieron especialmente con el nacimiento de las televisiones autonómicas por España, y que llenaron de Dr Slum, Conan el niño del futuro, Dragon Ball, etc. las pantallas. Y que a una gran parte de la juventud española, le decantó después hacía el manga.

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